Selección de canciones versionadas por Manu Tenorio, acompañado de los músicos Pepe Rivero al piano; José Losada, arreglos y guitarra; Joni Losada, bajo; Yuri Nogueira, percusión; Fran Mayea, trompeta; César Medina, trombón.
Grabado en Studios Losada.
TÍTULOS: Sabor a mí/ Encadenados/ La nave del olvido/ Tú me acostumbraste/ Sombras nada más/Si me comprendieras/ La mentira/ Soy lo prohibido/ Lamento borincano/ contigo en la distancia/ Historia de un amor
El tema "Lamento borincano", cantado a duo con Alain Pérez.
Sabor a mí (Álvaro Carrillo Alarcón)
Tanto tiempo disfrutamos de este amor,
nuestras almas se acercaron tanto así
que yo guardo tu sabor,
pero tú llevas también
sabor a mí.
Si negaras mi presencia en tu vivir
bastaría con abrazarte y conversar.
Tanta vida yo te di
que por fuerza llevas ya
sabor a mí
No pretendo ser tu dueño.
No soy nada, yo no tengo vanidad.
De mi vida doy lo bueno.
Soy tan pobre, qué otra cosa puedo dar?
Pasarán más de mil años, muchos más.
Yo no sé si tenga amor la eternidad,
pero allá tal como aquí
en la boca llevarás
sabor a mí.
Encadenados (Carlos Arturo Britz Bremauntz)
Tal vez sería mejor que no volvieras.
Quizás sería mejor que me olvidaras.
Volver es empezar a atormentarnos,
a querernos para odiarnos,
sin principio ni final.
Nos hemos hecho tanto, tanto daño,
que amar entre nosotros es martirio.
Jamás queiso llegar el desengaño,
ni el olvido, ni el delirio.
seguiremos siempre igual.
Cariño como el nuestro es un castigo,
que se lleva en el alma hasta la muerte.
Mi suerte necesita de tu suerte,
y tú me necesitas mucho más.
Por eso no habrá nunca despedida,
nipaz alguna habrá de consolarnos.
el paso del dolor ha de encontrarnos
de rodillas en la vida,
frente a frente y nada más.
Cariño como el nuestro es un castigo,
que se lleva en el alma hasta la muerte.
Mi suerte necesita de tu suerte
y tú me necesitas mucho más.
Por eso no habrá nunca despedida,
ni paz alguna habrá de consolarnos.
El paso del dolor ha de encontrarnos
de rodillas en la vida,
frente a frente y nada más.
La nave del olvido (Dino Ramos)
Espera
Aún la nave del olvido no ha partido.
No condenemos al naufragio lo vivido.
Por nuestro ayer, por nuestro amor, yo te lo pido.
Espera.
Aún me quedan en mis manos primaveras,
para colmarte de caricias todas nuevas,
que morirían en mis manos si te fueras.
Espera un poco, un poquito más
para llevarte mi felicidad.
Espera un poco, un poquito más.
Me moriría si te vas.
Espera un poco un poquito más
para llevarte mi felicidad.
Espera un poco, un poquito más.
Me moriría si te vas.
Espera,
aún me quedan alegrías para darte.
Tengo mil noches de amor que regalarte.
Te doy mi vida a cambio de quedarte.
Espera,
no entendería mi mañana si te fueras.
Y hasta admito que tu amor me lo mintieras.
Te adoraría aunque tú no me quisieras.
Espera un poco, un poquito más
para llevarte mi felicidad.
Espera un poco, un poquito más.
Me moriría si te vas.
Espera un poco, un poquito más
para llevarte mi felicidad.
Espera un poco, un poquito más,
Me moriría si te vas.
Espera un poco, un poquito más
para llevarte mi felicidad.
Espera un poco, un poquito más.
Tú me acostumbraste (Frank Dominguez)
Tú me acostumbraste
a todas estas cosas,
y tú me enseñaste
que son maravillosas.
Sutil llegaste a mí
como una tentación,
llenando de inquietud mi corazón.
Yo no conocía cómo se quería en tu mundo raro, y por ti aprendí.
Por eso me pregunto,
al ver que me olvidaste,
por qué no me enseñaste
cómo se vive sin ti.
Por qué no me enseñaste
cómo se vive sin ti.
Sombras nada más (José Maria Contursi / Francisco Lomuto)
Quisiera abrir lentamente mis venas.
Mi sangre toda
verterla a tus pies,
para poder demostrar
que más no puedo amar.
Y entonces, morir después.
Y sin embargo, tus ojos azules,
azul que tiene el cielo y el mar,
viven cerrados para mí.
Sin verte estoy así,
perdido en mi soledad.
Sombras nada más,
acariciando mis manos.
sombras nada más
en el temblor de mi voz.
Pude ser feliz
y estoy en vida muriendo,
y entre lágrimas viviendo
los pasajes más horrendos
de este drama sin final.
Sombras nada más,
entre tu amor y mi amor.
Qué breve fue tu presencia en mi hastío.
Qué tibias fueron tus manos, tu voz.
Como luciérnaga llegó tu luz
y disipó las sombras de mi rincón.
y me quedé como un duende temblando,
sin el azul de tus ojos de mar,
que se han cerrado para mí.
Sin verte estoy así,
perdido en mi soledad.
Sombras nada más,
acariciando mis mis manos.
Sombras nada más,
en el temblor de mi voz.
Pude ser feliz,
y estoy en vida muriendo,
y entre lágrimas viviendo
los pasajes más horrendos
de este drama sin final.
Sombras nada más
entre tu vida y mi vida.
Sombras nada más
entre tu amor y mi amor.
Si me comprendieras (José Antonio Méndez)
Si me comprendieras,
si me conocieras,
qué feliz serías.
Si me comprendieras,
si me conocieras,
jamás llorarías.
Ya que estando lejos
tú no eres ajena,
porque vas conmigo.
Tus fieles reflejos
alivian mis penas,
la noche es testigo.
Si me comprendieras,
si me conocieras
jamás dudarías.
Y mis condiciones
serían las razones
que tú aceptarías.
Si me comprendieras
tan siquiera un poco,
todo cambiaría,
porque así verías
que por ti estoy loco.
Ya que estando lejos
tú no eres ajena,
porque vas conmigo.
Tus fieles reflejos
alivian mis penas,
la noche es testigo.
Si me comprendieras,
si me conocieras,
jamás dudarías.
Y mis condiciones
serían las razones
que tú aceptarías.
Si me comprendieras
tan siquiera un poco,
todo cambiaría,
porque así verías
que por ti estoy loco.
La mentira (Álvaro carrillo Alarcón)
Se te olvida
que me quieres a pesar de lo que dices,
pues llevamos en el alma cicatrices
imposibles de borrar.
Se te olvida
que hasta puedo hacerte mal, si me decido,
pues tu amor lo tengo muy comprometido,
pero a fuerza no será.
Y hoy resulta
que no soy de la estatura de tu vida,
y al decirlo, casi, casi se te olvida
que hay un pacto ente los dos.
Por mi parte
te devuelvo tu promesa de adorarme.
Y ni siquiera sientas pena por dejarme,
que este pacto no es con Dios.
Y hoy resulta
que no soy de la estatura de tu vida,
y al decirlo, casi, casi se te olvida
que hay un pacto entre los dos.
Por mi parte
te devuelvo tu promesa de adorarme.
Ni siquiera sientas pena por dejarme,
que este pacto no es con Dios.
Tanto tiempo disfrutamos de este amor...
Este pacto que tenemos tú y yo...
No es con Dios...
Si te quieres por el pico divertir
tómate un cucuruchito de maní.
Soy lo prohibido (Roberto Cantoral / Dino Ramos)
Soy ese vicio de tu piel
que ya no puedes desprender.
Soy lo prohibido.
Soy esa fiebre de tu ser
que te domina sin querer.
Soy lo prohibido.
Soy esa noche de placer,
la de la entrega sin papel.
Soy tu castigo.
Porque en tu falsa intimidad,
en cada abrazo que le das
tú sueñas conmigo.
Soy el pecado que te dio
nueva ilusión en el amor.
Soy lo prohibido.
Soy la aventura que llegó
para ayudarte a continuar
en tu camino.
Soy ese beso que se da
sin que se pueda comentar.
Soy eses nombre que jamás
fuera de aquí pronunciaras.
Soy ese amor que negarás
para salvar tu dignidad.
Soy lo prohibido.
Soy el pecado que te dio
nueva ilusión en el amor.
Soy lo prohibido.
Soy la aventura que llegó
para ayudarte a continuar
en tu camino.
Soy ese beso que se da
sin que se pueda comentar.
Soy ese nombre que jamás
fuera de aquí pronunciarás.
Soy ese amor que negarás
para salvar tu dignidad.
Soy lo prohibido.
Lamento borincano (Rafael Hernández Marín)
Sale loco de contento
con su cargamento para la ciudad, ay!,
para la ciudad.
Lleva en su pensamiento
todo un mundo lleno de felicidad, ay!,
de felicidad.
Piensa remediar la situación
del hogar que es toda su ilusión, ay!
Y alegre el jibarito va,
pensando así, diciendo así,
cantando así por el camino.
Si yo vendo la carga, mi Dios querido,
un traje a mi viejita voy a comprar.
Y alegre también su yegua va,
al presentir que aquel cantar
es todo un himno de alegría.
En todo esto les sorprende la luz del día,
y llegan al mercado de la ciudad.
Pasa la mañana entera
sin que nadie quiera su cargar comprar, ay!,
su carga comprar.
Todo, todo está desierto
y el pueblo está lleno de necesidad, ay!,
de necesidad.
Se oye ese lamento por doquier,
en mi desdichada Borinquen, Si!.
Y triste, el jibarito va,
pensando así, diciendo así,
llorando así, por el camino.
Qué será de Borinquen, mi Dios Querido?
Qué será de mis hijos y de mi hogar?
Borinquen, la tierra del Edén,
la que, al cantar el gran Gauthier,
llamó la Perla de los Mares.
Ahora que tú te mueres con tus pesares,
déjame que te cante yo también.
Borinquen de mi amor.
Contigo en la distancia (César Portillo de la Luz)
No existe un momento del día
en que pueda apartarme de ti.
El mundo parece distinto
cuando no estás junto a mí.
No hay bella melodía
en que no surjas tú,
ni yo quiero escucharla
si no la escuchas tú.
Y es que te has convertido
en parte de mi alma.
Ya nada me consuela
si no estás tú también.
Más allá de tus labios,
del sol y las estrellas,
contigo en la distancia,
amada mía, estoy.
Y es que te has convertido
en parte de mi alma.
Ya nada me consuela
si no estás tú también.
Más alla de tus labios,
del sol y las estrellas,
contigo en la distancia,
amada mía, estoy.
Historia de un amor (Carlos Eleta Almarán)
Ya no estás más a mi lado, corazón.
En mi alma solo tengo soledad.
Y si ya no puedo verte,
¿por qué dios me hizo quererte,
para hacerme sufrir más?.
Siempre fuiste la razón de mi existir.
Adorarte para mí fue religión,
En tus besos yo encontraba
el calor que me brindaba
el amor y la pasión.
Es la historia de un amor como no hubo otro igual,
que me hizo comprender todo el bien, todo el mal.
Que le dío luz a mi vida,
apagándola después.
Ay, qué vida tan oscura! sin tu amor no viviré.
Siempre fuiste la razón de mi existir.
Adorarte para mí fue religión..
En tus besos yo encontraba
el calor que me brindaba
el amor y la pasión.
Es la historia de un amor, como no hubo otro igual,
que me hizo comprender todo el bien, todo el mal.
Que le dio luz a mi vida, apagándola después.
Ay, qué vida tan oscura!, sin tu amor no viviré.
Siempre fuiste la razón de mi existir.
Adorarte para mí fue religión.
En tus besos yo encontraba
el calor que me brindaba
el amor y la pasión.